La pasada Semana Santa nos reunimos en Espinardo, un grupo de laicos y hermanas de distintas congregaciones dispuestos a vivir este tiempo tan especial de una forma diferente. Bajo el lema “Tiempo de amar”, llegamos con los corazones preparados para dar lo mejor de nosotros en dos lugares: el Centro Penitenciario de Campos del Río y la parroquia del Barrio del Espíritu Santo.
Las mañanas, las pasábamos en la cárcel, donde nos dividíamos en grupos para entrar en los módulos y hacer pequeños talleres con los presos. Estos talleres, se convertían en momentos privilegiados de encuentro con ellos, con nosotros mismos y sobre todo, con Dios. Cada minuto compartido, pasó a ser para nosotros un recuerdo inolvidable y al salir de los módulos, el sentimiento que hacía eco, era siempre el del agradecimiento mutuo. Tras los talleres, los voluntarios, compartíamos con los presos las celebraciones del Triduo Pascual, el respeto y la devoción con la que se vivían estas celebraciones, las hicieron impactantes, únicas e irrepetibles.
Y si las mañanas en Campos del Río eran increíbles, las tardes tampoco tenían desperdicio. El Barrio del Espíritu Santo, es una zona marginal de Espinardo, en el que la droga es el pan suyo de cada día, sin embargo, la parroquia es un lugar de paz en esta compleja barriada. Nos acogieron con muchísimo cariño y desde el principio nos hicieron sentir parte de una gran familia. Todas las celebraciones fueron especiales, pero la Vigilia Pascual fue una gran experiencia de encuentro con los otros y con Dios resucitado, en esa noche, en la que la Luz, vence a la oscuridad, Jesús resucitó con fuerza en nuestros corazones.
Gracias por esta Pascua que de una forma u otra nos ha marcado, nos ha cambiado algunos esquemas y nos ha hecho a todos los que nos hemos encontrado en el camino, mucho más felices.
Bea Peiró, Villarea
l