12 DE JUNIO EN ALBACETE
Día 12 de Junio, hora de comer:
“- ¡Hermanas! ¡¡Hoy hace un
mes!!
-¿Ya? ¡Qué rápido ha pasado!
-Desde luego…”
Pues sí…un mes ya, y justamente se
cumple el día de nuestra Madre Fundadora…Un mes de la “desenvoltura” de este
regalo que es la casa de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón; un mes
desde que se fueron las Hermanas de la Institución, hacia el mediodía, y nos
dejaron la casa a nosotras, Hermanas de la Consolación; un mes de hacernos
cargo de nuestros 23 acogidos (bueno, 22 en el momento en que ellas se fueron,
hay uno más ahora mismo), el verdadero tesoro de la casa; un mes de disfrutar
de ellos, de sus ocurrencias, de sus vidas; un mes de carreras, de dudas, de
risas, de asombros al ver la totalidad de esta preciosa casa, de su huerta, de
su jardín; un mes de admirar la obra de las anteriores Hermanas, la fidelidad y
responsabilidad de los voluntarios del comedor social, el buen trato que los
trabajadores dan a los acogidos….Un mes, en fin, de dar gracias a Dios
constantemente por esta aventura estupenda en la que nos ha embarcado.
Nuestros acogidos son personas
que han sufrido mucho, todos ellos, excepto uno, enfermos crónicos, que han
pasado por dificultades económicas, por penurias, por soledades, por rechazos.
Tenemos entre ellos 3 jóvenes inmigrantes, de los que llegan a España por
patera o saltando la valla de Melilla, que han sufrido accidentes o se han
puesto enfermos en España y no pueden trabajar ni mantenerse por sí mismos;
tenemos discapacitados que llevan muchos
años viviendo en la casa; tenemos ancianos que se han quedado solos y no pueden
pagar una residencia, tenemos personas que vivian en la calle o en casas en muy
malas condiciones…Tenemos a personas que, como decía Rosario Villalonga,
fundadora de la Institución, no tienen cabida en ninguna parte.
Otro rasgo muy característico de
esta casa es que se vive de lo que la Divina Providencia envía, pues las
Hermanas de la Institución, por su regla de vida, no pueden solicitar
subvenciones ni pedir, y sin embargo nunca falta nada, ni para la casa ni para
los que vienen al comedor social (hoy mismo 190 comidas servidas –plato
caliente, postre y un buen bocadillo- y lo mismo de desayunos). Tampoco falta
para los inmigrantes de asentamientos a los que el P. Miguel (sacerdote
diocesano, antiguo misionero en Burkina) abastece de comida cada lunes, pues la
comida sale de nuestra casa; ni falta para tres familias necesitadas que
periódicamente vienen a por alimentos.
Los albaceteños, que quieren
mucho a esta casa, siempre se acuerdan de ella. Muchas veces nos sorprenden a
horas poco habituales (23 horas pasadas) pues por ejemplo los scouts llegan de
algún encuentro y traen las bolsas de bocadillos y la fruta que les ha sobrado,
o cuando la familia hace la compra semanal se acuerdan de nuestra casa y nos
traen un carro lleno de alimentos, o cuando pescan nos traen truchas, o la
policía municipal, cuando requisa ajos, cebollas o tomates nos las trae….y así
continuamente, raro es el día en que no traen cosas de comer. Además dos
hipermercados (uno diariamente, excepto los domingos, y el otro tres días a la
semana) nos envía lo que está a punto de caducar o tiene algún pequeño defecto;
y por último está el Banco de alimentos, que nos llama cuando dispone de leche,
verdura, fruta, legumbres…Tenemos peluqueros voluntarios (de hombres y
mujeres), una dentista, varios colaboradores en la terapia ocupacional (taller
de pintura, de manualidades, de “pinchitos”), voluntarios que vienen a bañar a
determinados acogidos un día a la semana, tres equipos de planchadoras que se
turnan la tarde de los martes, dos voluntarias que colaboran los domingos en la
cocina…En fin, nos sentimos muy arropadas y agradecidas, pero estas personas
que vienen a la casa lo hacen porque la casa “les hace bien”, y es que trabajar
por los demás siempre da mucha satisfacción.
En cuanto al comedor…va con
“piloto automático”. Contamos con una excelente coordinadora de voluntarios que
distribuye a la gente por grupos, según necesidades del comedor, y que va
supliendo las “bajas”, que se encarga del curso de manipulación de alimentos
para los recién incorporados, que vela por el buen engranaje entre los del
desayuno, los cocineros de la comida y los que la sirven. Y además están dos
trabajadores, Abdul y Katy, un matrimonio de Burkina, que se encargan de la
limpieza y de llevar lo necesario para desayuno y comida de nuestra casa al
comedor.
Por si
fuera poco, hay otro proyecto que iniciaron hace algunos años las Hermanas de
la Institución, y que por supuesto nosotras continuamos, acoger en el
postoperatorio a pacientes de Burkina, Camerún o Benín, que periódicamente trae
a España la ONG Recover y que son operados gratuitamente en la clínica Capio.
Ahora, en junio, esperamos a dos chicas de Burkina, una de ellas de 12 años. Estarán
con nosotras las semanas necesarias para su recuperación (unas 6 o 7), antes de
viajar de nuevo a su país, ya con salud. Esto se repite una vez al trimestre, más
o menos.
¿Proyectos? Pues a corto y medio
plazo, talleres diarios de manualidades, catequesis los domingos o los sábados
(los domingos no tenemos trabajadores y vamos más rápido que habitualmente),
poner en marcha la piscina (muy hermosa, pero no se usa desde hace años y hay
que ponerla a punto), hacer un programa de actividades para el verano…Muchos y
muy hermosos, veremos si conseguimos realizarlos, pero con la ayuda de tantos
voluntarios seguro será posible. Que vivan nuestros acogidos, y que vivan en
abundancia, disfrutando, ese es nuestro objetivo.
Gracias, Hermanas, por vuestra
oración y vuestro apoyo. Ya sabéis dónde está vuestra nueva casa. Un saludo a
cada una: