TESTIMONIO DESDE LA CAÑADA
La Cañada ha supuesto para mí,
una de esas experiencias que te marcan, de esas que quedan para siempre
guardadas en la memoria y que te dan para pensar mucho, durante mucho tiempo.
Cada minuto invertido, tanto en la labor que realizábamos como monitores en el
campamento, como en las diferentes actividades que realizábamos al volver a
casa, ha merecido la pena, porque sin darme cuenta, he recibido mucho más de lo
que he dado, y he aprendido muchísimo más de lo que he podido enseñar.
Únicamente, puedo dar gracias por todo lo vivido y sobre todo, por las personas
que compartimos el camino. Sin lugar a dudas, una experiencia a repetir, pero
por encima de todo, una vivencia, por la que sentirse dichosos.
Beatriz Peiró- Vila-real
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