MAS ECOS DEL CAMPAMENTO EN LA CAÑADA REAL
VUELTA A LA TORTILLA
Hay
ocasiones en las que puedes pensar que tienes las cosas claras, que algo es así
porque sí, porque tú lo sabes, tienes experiencia. Procura estar siempre
receptivo, abierto a otras opiniones. Podrías sorprenderte viendo cómo ese
aspecto que tú creías tan claro puede verse de otra manera.
A veces nuevos enfoques pueden ayudarnos, pero hay que
saber buscarlos y aceptarlos.
Un buscador no necesariamente encuentra
algo, ni tiene por qué saber lo que busca. Pero sí ha de tener una sensibilidad
especial, los ojos bien abiertos, cierta empatía y las ideas claras, pero
moldeables. No siempre es fácil aceptar cambios en nuestra manera de ver las
cosas, pero eso es algo que nos hace madurar y enriquecernos.
En estos
días hemos tenido la oportunidad de compartir experiencias, conocer, aprender,
cambiar la perspectiva de las cosas, romper esquemas.La convivencia con el
resto de monitores nos da la posibilidad de contrastar opiniones, y expresar
las nuestras propias. Es pues, la combinación perfecta para digerir y asentar
todas las vivencias que experimentamos a lo largo del día. Tanto en la Cañada
Real, un entorno muy distinto al que estamos acostumbrados y que deja huella,
como durante el resto de la jornada cuando regresamos de nuevo a “nuestro
mundo”.
Mª
Carmen Nanclares – Madrid-
EXPERIENCIA EN LA CAÑADA:
Ha sido una gran oportunidad para conocer de
primera mano una realidad social la cual no te imaginas ni por asomo que está
en tu país, y eso te hace pararte y pensar, no dejándote indiferente. He podido
ver que si todos pusiéramos un poquito de empeño y si todos tuviéramos ganas de
cambiar el mundo, se podría lograr ya que en 15 días se vieron
pequeños cambios en los niños. Día a día se veía que trabajando con ellos,
dándoles cariño y recibiendo con los brazos abiertos todo lo que ellos tenían
para dar conseguíamos que fueran cambiando esos hábitos y esas costumbres fuera
de lo normal, llegando incluso a pedir por favor las cosas, a pedir perdón
antes de que tuviéramos que reñirles, a razonar ellos mismos y saber qué hacían
mal y qué hacían bien, e incluso a jugar con otros niños sin importarles raza o
cultura. En lugares como estos es donde puedes ver a Dios encarnado hecho niño en cada uno de
ellos, en sus miradas inocentes y en sus ojos llenos de vida y de ganas de
vivir.
Como experiencia de vida he de decir que me he
sentido como en casa, que mis 7 compañeros de viaje se han convertido en mi
familia, y que junto a ellos y a los niños he podido valorar mucho más lo que
tengo día a día, lo que es necesario o lo que no, lo que en verdad son
problemas y lo que en verdad no tiene importancia. Gracias a ellos ha
descubierto una realidad escondida pidiendo a gritos ser conocida y ayudada,
pero no por pena sino porque son niños que están viviendo algo que no les
toca vivir, ya que todo niño tiene derecho a una vida digna, a una educación, a
unas condiciones de vida saludables, a ser escuchados y consolados, a demostrar
todo el afecto que llevan dentro y sobre todo a recibir todo el amor y cariño
que se merecen.
Mª Cruz García Muñoz -
COM Linares