martes, 14 de julio de 2015

FIESTA Mª ROSA MOLAS EN LA CASA PROVINCIAL E. SUR

El día 11 de junio celebramos en nuestra casa la fiesta de la Madre, aunque este año ha tomado un talante un tanto especial dado que también era nuestra despedida ya que cambiaba la sede de la  Casa Provincial y por tanto se iba la comunidad.
Junto con las personas que vienen por la casa, y comparten momentos de  oración, el taller misionero y con conocidos…celebramos la Eucaristía que celebró el Parroco de Mirasierra D. José  y posteriormente les invitamos a un picoteo. Os compartimos la acción de gracias que en nombre de toda la comunidad leyó tan emotivamente la M. Inés a la vez que la  hacemos extensiva a todos a los que de alguna forma  ha sido muy significativa esta casa. 

 Acción de gracias de la Eucaristía

            Damos gracias a Dios por nuestra santa Madre; Maestra de humanidad la llamó el papa Pablo VI.

María Rosa Molas, a lo largo de toda su vida,  anheló, esperó y construyó espacios de esperanza, que aliviaban y consolaban, animaban y alegraban el camino de la vida. Consolar es caminar en el amor y el amor engendra esperanza y consuelo.

            Le damos gracias porque a lo largo de estos 200 años su Mensaje de consolación y de misericordia está llegando a muchos rincones de la tierra a través de sus hijas y de todos los que de un modo u otro, forman la familia Consolación  y participan y dan vida al Carisma que el Señor regaló a la Madre. El mundo necesita la consolación de Dios, necesitamos profetas que hablen al corazón del hombre.

            Aprovecho el momento para, en nombre de todas mis Hermanas, las que están ahora y las que han ido pasando por esta casa a lo largo de estos más de veinte años, para dar gracias a todos por vuestra amistad sincera y generosa, no sabemos expresar con palabras cuánto agradecemos vuestra cercanía y la seguridad de vuestro aprecio, os damos las gracias a cada uno por el gran regalo de vuestra amistad; y pedimos al Señor que siga bendiciendo vuestras vidas y vuestros hogares y todos seamos siempre sembradores de esperanza y de consuelo.

            Esto no quiere ser un adiós sino un hasta siempre porque aunque algunas podamos estar lejos en la distancia física lo que nos une, la Consolación, no tiene límites de espacio y tiempo. ¡Que así sea!

            ¡Muchas gracias a todos!

  
Nos despedimos pues con el deseo de que Dios nos siga acompañando en la  tarea que nos ha sido encomendada a partir de ahora,  pidiendo a la Madre que nos ayude a seguir siendo Instrumentos de Consolación, y dando las gracias por todo lo compartido y vivido.


COMUNIDAD CASA PROVINCIAL Julio 2015  

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