El día 11 de
junio celebramos en nuestra casa la fiesta de la Madre, aunque este año ha
tomado un talante un tanto especial dado que también era nuestra despedida ya
que cambiaba la sede de la Casa Provincial
y por tanto se iba la comunidad.
Junto con las
personas que vienen por la casa, y comparten momentos de oración, el taller misionero y con
conocidos…celebramos la Eucaristía que celebró el Parroco de Mirasierra D.
José y posteriormente les invitamos a un
picoteo. Os compartimos la acción de gracias que en nombre de toda la comunidad
leyó tan emotivamente la M. Inés a la vez que la hacemos extensiva a todos a los que de alguna
forma ha sido muy significativa esta
casa.
Acción de gracias de la Eucaristía
María Rosa Molas, a lo largo de toda su
vida, anheló, esperó y construyó
espacios de esperanza, que aliviaban y consolaban, animaban y alegraban el camino
de la vida. Consolar es caminar en el amor y el amor engendra esperanza y
consuelo.
Le damos gracias
porque a lo largo de estos 200 años su Mensaje de consolación y de misericordia
está llegando a muchos rincones de la tierra a través de sus hijas y de todos
los que de un modo u otro, forman la familia Consolación y participan y dan vida al Carisma que el Señor
regaló a la Madre. El mundo necesita la consolación de Dios, necesitamos
profetas que hablen al corazón del hombre.
Aprovecho el momento
para, en nombre de todas mis Hermanas, las que están ahora y las que han ido
pasando por esta casa a lo largo de estos más de veinte años, para dar gracias
a todos por vuestra amistad sincera y generosa, no sabemos expresar con
palabras cuánto agradecemos vuestra cercanía y la seguridad de vuestro aprecio,
os damos las gracias a cada uno por el gran regalo de vuestra amistad; y
pedimos al Señor que siga bendiciendo vuestras vidas y vuestros hogares y todos
seamos siempre sembradores de esperanza y de consuelo.
Esto no quiere ser un
adiós sino un hasta siempre porque aunque algunas podamos estar lejos en la
distancia física lo que nos une, la Consolación, no tiene límites de espacio y
tiempo. ¡Que así sea!
¡Muchas gracias a
todos!
Nos despedimos pues con el deseo
de que Dios nos siga acompañando en la
tarea que nos ha sido encomendada a partir de ahora, pidiendo a la Madre que nos ayude a seguir
siendo Instrumentos de Consolación, y dando las gracias por todo lo compartido
y vivido.
COMUNIDAD CASA
PROVINCIAL Julio 2015
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